Café de Guatemala - Hacia una caficultura orgánica y ambientalmente sostenible
12:48:00Hacia una caficultura orgánica y ambientalmente sostenible
La práctica de manejo y podas crece entre los caficultores
guatemaltecos, como parte de las medidas para mejorar la calidad del
grano del país. Crédito: FAO Guatemala
El café es, para la gran mayoría del mundo, el catalizador social por
excelencia de la sociedad moderna, ya que nos permite crear y
fortalecer lazos en casi todos los ámbitos en los que nos desarrollamos.
Pero, como muchas de las cosas que integran nuestra cotidianidad, muy
poco sabemos del origen y la producción de este grano que en 2012
generó ganancias por 1.000 millones de dólares solamente en Guatemala.
En el país hay unos 125.000 productores de café concentrados en 204
municipios de departamentos como Huehuetenango, Alta Verapaz,
Sacatepéquez, Suchitepéquez, Retalhuleu, Sololá, Chiquimula, Jalapa,
Santa Rosa, Guatemala, San Marcos, Quiché, Quetzaltenango,
Chimaltenango en donde se producen 8 tipos de cafés regionales como el
Acatenango Valley, Rainforest Coban, Fraijanes Plateau o la New
Oriente, Highlands Huehue, Antigua Coffee, Traditional Atitlan y
Volcanic San Marcos.
El café guatemalteco es uno de los más valorados a nivel mundial. En
un listado liderado por Brasil, Guatemala es el décimo productor de café
y exporta unos 3,6 millones de sacos (60kilógramos) al año según lo
reportado por la Asociación Nacional del Café (Anacafe) en 2012.
Aunque los indicadores internacionales marcan una tendencia al alza
en la producción (cerca de 0,05 por ciento anual) lo cierto es que la
situación de este grano, que es la segunda materia prima más
comercializada en el mundo por detrás del petróleo, está viviendo
momentos críticos y ha afectado, principalmente, a los cerca de 25
millones de pequeños productores de café en el mundo.
Proceso integral
Las prácticas modernas de cultivo están basadas en la masiva
producción de productos agrícolas, con el uso de insumos químicos, sin
tomar en cuenta factores ambientales y de preservación de los recursos
naturales.
Para revertir eso la Organización de las Naciones Unidas para la
Alimentación y la Agricultura (FAO), con apoyo del Ministerio de
Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA), Organizaciones de
caficultores, organizaciones no gubernamentales y cooperación
internacional, está promoviendo capacitación y asistencia técnica con
caficultores a pequeña escala en 16 municipios netamente cafetaleros del
departamento de Huehuetenango, para la elaboración y utilización de
productos orgánicos.
“Primero comenzamos a preparar a técnicos y promotores y luego
elegimos a 928 caficultores del área de la Región Huista en
Huehuetenango”, comentó Julio Martínez, técnico de FAO. Las
capacitaciones consisten en mejorar técnicas de manejo, poda, nutrición,
control y prevención de la roya a través de productos orgánicos.
Además de reducir costos, los productos orgánicos ayudan a la
activación de la microflora y microfauna en el sistema cafetalero,
quienes son, en esencia, los mejores aliados en contra de enfermedades y
ayudan a mejorar la calidad del suelo y, por ende, de las cosechas.
“Queremos reducir de manera gradual el uso de agroquímicos. Les
mostramos también que sembrar con un enfoque agroecológico no solamente
brinda mejores cosechas y reduce el impacto en el bolsillo, sino además
deja un mejor legado a las siguientes generaciones de agricultores”,
dice Israel Cifuentes, director del Proyecto de Fortalecimiento en la
zona de Huehuetenango, ejecutado por la FAO con el apoyo de la Agencia
Española de Cooperación para el Desarrollo (AECID).
Roya y cambio climático
Desde enero de 2016 se ha capacitado a cerca de 1.200 caficultores en
16 municipios de Huehuetenango y la meta llegar a 3000 caficultores,
además se planea incluir a personas residentes en 11 municipios de San
Marcos, dos de Jalapa y tres de Chiquimula. “Se espera alcanzar, para
2017, a unos 9 mil pequeños productores”, agrega Cifuentes.
En 2013 Guatemala reportó que 193.000 hectáreas de café (70 por
ciento) de las 276.000 que se cultivan en todo el territorio estaban
afectadas por el hongo de la roya. Ese porcentaje se ha mantenido hasta
2015 y ha provocado la pérdida de empleos directos e indirectos del
sector, afectando, particularmente, a uno de cada cinco trabajadores
cafetaleros de los 125.000 que existen en el país.
Para combatir estos problemas, en comunidades como Guantán, el
Triunfo y Chanjón y Huehuetenango, los campesinos llevan unos nueve
meses elaborando y aplicando sus propios fungicidas, y fertilizantes
orgánicos, con la esperanza de disminuir el impacto de enfermedades y
del cambio climático en el cultivo del café.
“Subimos a la montaña en busca de microorganismos sanos que son la
clave para el proceso de elaboración de nuestros productos”, cuenta
Rosendo Pérez, un beneficiario del proyecto. A partir de este material
orgánico se hace una mezcla con afrecho y melaza para luego almacenarla
en recipientes de plástico sellado durante 30 días.
Esa es la base para la preparación de hasta cinco diferentes
productos orgánicos que se aplican a los cultivos dependiendo del estado
en el que estén. “Las medidas de cada ingrediente (cal, azufre, ceniza,
roca) varían según la edad del cafeto. Un producto es para la
floración, otro para el llenado de los frutos, el follaje y otro para la
roya”, cuenta Wilmar Santos, otro de los beneficiarios.
Cada uno de estos productos orgánicos se elabora en 20 biofábricas
ubicadas en diferentes partes de las comunidades involucradas en el
proyecto. “Esperamos crear entre 38 o 40 biofábricas más para 2017, con
el apoyo de las Agencias Municipales de Extensión Agrícola del MAGA,
añadió Martínez.
Uno de los contratiempos que han tenido las organizaciones que
fomentan el uso de productos orgánicos es la paciencia de los mismos
campesinos, ya que su elaboración conlleva tiempo y mayor trabajo,
contrario a los productos industriales que están disponibles en las
tiendas y agroservicioss.
“Aunque la deserción es poca, sí existen personas que consideran que
todo este trabajo no representa ninguna ventaja para ellos como
agricultores”, añade Santos, “aunque en términos económicos no haya
mayor ganancia, el beneficio se traduce en la salud de la naturaleza y
el medio ambiente”, dice.
El cambio de una producción agrícola tradicional a una orgánica debe
de hacerse paulatinamente, “para no correr el riesgo de pérdida de
cultivos”, cuenta Rafael Granados. Durante el tiempo que llevan estos
productores en este programa, los insumos orgánicos se aplican a
pequeñas parcelas de sus terrenos y ya se han manifestado diferencias
notables.
Impacto económico, sanitario y ambiental
“En 2015 invertimos unos 7.000 quetzales (920 dólares) en la compra
de fertilizantes, fungicidas y herbicidas”, dice Jesús López Suárez. Las
versiones agroecológicas de estos insumos cuestan seis veces menos
(1.000 quetzales equivalen a 131 dólares).
La gran mayoría de las personas consultadas coincidieron en mencionar
que el promedio de ahorro ronda en 40 por ciento en comparación con los
tiempos en que solamente se acudía a los agroquímicos.
Además de este impacto positivo en sus bolsillos, otro factor que FAO
y sus aliados celebran es el cuidado de los recursos naturales y el
medio ambiente. Durante este tiempo los cafetos muestran una mejor
resistencia a épocas prolongadas de sequía, así como mayor
macrobiodiversidad (microflora y microfauna) y mejor salud del
ecosistema que los rodea.
“Hemos visto que la salud de las plantas, el suelo y sus
microorganismos es mucho mejor que con el uso de otros productos”, dice
Granados. Durante el verano, cuando llueve muy poco, han notado que las
hojas y la floración son de mejor calidad. “El producto orgánico
reactiva la vida”, agrega.
Con esto se busca crear una cultura que considere la armonía entre el
cultivo y la naturaleza, que se traduce en cultivos de mejor calidad,
sin aditivos químicos ni riesgos para la salud de los consumidores.
“También hemos notado una reducción en el consumo de medicinas”, dice
Leticia Mérida, quien ha notado que ella y su familia ya no sufren de
mareos, nauseas ni dolores de cabeza luego de la aplicación de los
fungicidas orgánicos.
Enfoque agroecológico
La tecnología también es parte fundamental de este proceso y por ello
se cuenta con el apoyo de aplicaciones móviles a través del Sistema de
Alerta Temprana conocido como SATCAFE, que ayuda a monitorear la roya y
la broca del café, para luego generar medidas de manejo y de control
para dichas plagas en toda la región de Centroamérica y el Caribe.
“Mostramos a los agricultores que es bueno diversificarlo mediante el
uso de diferentes variedades de café, dando énfasis a las variedades
tradicionales”, añade Cifuentes. Los cafetales también pueden ser
aprovechados para la siembra de frijol, maíz, banano y aguacate, entre
otros, que sirven de sustento para las familias de los pequeños
caficultores.
Byron Chales pone en práctica todos los conocimientos que FAO le ha
compartido y, junto con su padre, cuidan de plantaciones de frijol y
maíz a la par de las de café. “Con esto le doy de comer a mi familia”,
dice, mientras muestra algunas técnicas de manejo que le han ayudado a
mejorar sus cultivos.
La creación y mantenimiento de huertos, almácigos de café, producción
de semillas y de otros insumos no tradicionales permiten generar
ingresos extra a los pequeños agricultores.
“Se necesita al menos un año de capacitación y formación, además de 2
o 3 años de transición de químico a orgánico. La idea es siempre
mejorar todo lo que se pueda, pero para ello es esencial la
participación y voluntad de otros actores de la sociedad”, comenta
Cifuentes.
En total se espera que en 2017, unos 3.000 caficultores de
Huehuetenango, 4.000 en San Marcos y 2.000 en Jutiapa y Chiquimula
puedan formar parte de este programa.
Para mayor información sobre la experiencia, vea este video.
Este artículo fue publicado originalmente por la oficina de la FAO en Guatemala. IPS lo distribuye por un acuerdo especial de difusión con la oficina regional de la FAO para América Latina y el Caribe.
Revisado por Estrella Gutiérrez
http://www.ipsnoticias.net/2016/11/hacia-una-caficultura-organica-y-ambientalmente-sostenible/
0 comentarios