Café de Honduras - «Mi sueño es que mi café llegue al País Vasco»

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«Mi sueño es que mi café llegue al País Vasco»

Bernard Ornilla | Consultor financiero y productor en Honduras

Su pasión por la economía ética y el comercio justo le llevó hace dos años a centroamerica, donde compró dos fincas

iratxe gómez bringas

7 agosto 2016      09:53


A Honduras se le cataloga como un paraíso, con sus islas bañadas por el Caribe de aguas cristalinas y arena blanca. Pero, lejos de ese paisaje de película o de programa de televisión a lo ‘Supervivientes’, se encuentra un país lleno de oportunidades. Parece extraño que, siendo uno de los rincones más pobres de Latinoamérica, se preocupen por la sostenibilidad y la producción justa. Pero sí, la población se dedica en su mayor parte a actividades agropecuarias, así como al comercio, manufacturas y finanzas. Eso lo sabe muy bien Bernard Ornilla, un bilbaíno que se mudó allí hace dos años en busca de organizaciones que favorecieran el consumo justo y apoyasen a productores en esa misma línea. Tanto le gustó su labor como consultor y el proyecto, que adquirió su propia finca de café y miel.

La curiosidad de este vasco por otras culturas comenzó a muy temprana edad. Su familia siempre favoreció esa internacionalización llevando a sus hijos a Inglaterra y a campamentos en el País Vasco francés. Y siempre que podían hacían escapadas a Egipto, Venezuela... «Así me picó el virus de los viajes, el ansia por conocer otras culturas». De hecho, cursó el primer año de COU en el Liceo Español de París.

Con las ideas claras, siguió su formación en Madrid cursando la carrera de Dirección de Empresas. Y de seguido comenzó a trabajar, mientras hacía una maestría a nivel internacional y de desarrollo. Arrancó su carrera profesional en finanzas y banca de inversión en el BBVA y en Citigroup. Fue entonces cuando le entraron las dudas y quiso seguir sus convicciones. «Te das cuenta de que la economía está basada en movimientos especulativos y que no es real». 

Por eso quiso dar un giro profesional, orientándose a «algo más real y que produjera desarrollo».

Las prácticas del máster que inició en Madrid las debía llevar a cabo en un país en vías de desarrollo. Y como tenía amigos trabajando en proyectos en El Salvador, decidió emprender allí su periplo. «El Gobierno vasco me concedió una beca, que me renovaron por un año más. Mi principal labor era estar en contacto con la realidad de la gente de las áreas rurales». Tenía que leer e interpretar los distintos tratados de libre comercio y ver cómo se canalizan en estas zonas la sostenibilidad ambiental, la educación, la economía... Así que compartía experiencias con mujeres, organizaciones campesinas y otro agentes de ámbito académico. Realizaban documentos teóricos o cómics que publicaban en un periódico local.

Al tener que trasladar la realidad de esos colectivos, este bilbaíno tenía que viajar por Guatemala, México y Honduras. Su trabajo en El Salvador fue muy fructífero. Pero Ornilla planteaba un enfoque distinto a las ONG, más en la línea de proyectos que se pudieran sostener financieramente. Entonces comenzó a trabajar en la banca ética en Barcelona. Se facilitaban créditos a empresarios a quienes las entidades convencionales les cerraban la puerta porque no ofrecían garantías. Acabó trabajando para la Caixa Catalunya Fundation, que le permitió un contacto más internacional. «Un programa con el que se podían financiar con micro créditos a emprendedores de países en vías de desarrollo como Marruecos, Senegal, y algunos de Latinoamérica».

Con asiduidad, viajaba para visitar a estos clientes repartidos por el mundo. Pero, tres años después, la crisis hizo acto de presencia en España y se cerró el programa. «Tuve que buscar otras organizaciones que asumieran estos planes, y las que más me gustaban se localizaban en Bruselas». Así empezó su andadura en Alterfin, que apoya económicamente a pequeños productores que exportan café, cacao, plátanos... dentro de los estándares de comercio justo. «Ellos laboran en sus pequeñas fincas y se les ayuda a sacar el género al mercado internacional de una forma sostenible, porque la mayoría de los productos son orgánicos».

Plantas medicinales
Permaneció cuatro años a caballo entre Bélgica y Honduras, uno de los países con los que más relación tenía, así como otros de África. En Honduras gestionaba una fuerte cartera de clientes y entró en contacto con diversas empresas vinculadas al café. «Siempre he buscado asociarme a organizaciones que fomenten el crecimiento de sus socios. Y aquí encuentro muchas que están por encima de otros países, siendo curiosamente uno de los más pobres de Latinoamérica». A pesar de estar azotado por muchos problemas, las autoridades apoyan a sus productores y buscan el desarrollo rural.

Ornilla se implica tanto con esta forma de trabajar que dejó su empleo estable en Bruselas, aunque sigue como consultor en Alterfin. Pero desde la distancia, en Honduras. En este país centroamericano arrancó su aventura hace dos años como consultor financiero, de innovación y comercial de distintas organizaciones, muchas de ellas dedicadas a la venta de café ecológico en el mercado nacional e internacional. Su labor no solo es externa; también es empresario y asociado. «Compré dos fincas: una de café y otra de miel y de productos medicinales derivados de ella».

Tanto él en sus propiedades como el resto de productores asociados a la cooperativa aprovechan toda la plantación y cultivan también árboles frutales. Luego, venden la fruta fresca o deshidratada en plazas locales. En septiembre, y por primera vez en Honduras, se va a exportar un contenedor con la planta medicinal de la citronela, siempre siguiendo los criterios de comercio justo. Se cultiva entre el café y derivan más ingresos, ayudando también a la naturaleza. «Se trata de cambiar el paradigma de que el productor de café se limite solo a ese producto». Este proyecto le llevará entre tres y cinco años. Su idea es seguir con esta labor en cualquier país del mundo, pero siendo consciente de que le encantaría regresar a Bilbao en un futuro y trasladar sus conocimientos. Su sueño hoy: «Que mi café llegue al País Vasco».


http://www.elcorreo.com/bizkaia/sociedad/201608/07/sueno-cafe-llegue-pais-20160806214853.html




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