Café de Colombia - Nuevo contrato cafetero vs la Misión del Café

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Nuevo contrato cafetero vs la Misión del Café

2016-06-29     07:27


DIARIO DEL HUILA hace un análisis de las recomendaciones que hizo recientemente la Misión del Café y las compara con las nuevas reglas de juego que tendrán los productores en el nuevo contrato de administración del Fondo Nacional del Café, que será firmado en los próximos días y se extenderá por 10 años.

Cuando se publicó el primer borrador de las conclusiones de la Misión de Estudios para la Competitividad de la Caficultura en Colombia hubo un huracán de críticas desde el interior de la Federación Nacional de Cafeteros. Era la época de Luis Genaro Muñoz Ortega en la gerencia del gremio y la relación con quienes hicieron parte de este grupo de expertos quedó prácticamente rota.

De hecho, en el último Congreso Nacional Cafetero de Muñoz Ortega, en 2014, la intervención del director de la Misión, Juan José Echavarría, generó tensión y polémica no solo con algunos de los altos ejecutivos de Fedecafé, sino con los representantes de los caficultores en todas las regiones productoras del país.

Pero, ¿cuáles eran las conclusiones que habían generado tanta polémica entre el gremio más poderoso del sector agropecuario y el grupo de expertos liderado por el ex codirector del Banco de la República? ¿Qué cambios fundamentales sugerían los integrantes de la Misión del Café que no calaron entre los dirigentes de la caficultura colombiana?

La Misión de Estudios para la Competitividad de la Caficultura en Colombia fue creada por el documento Conpes 3763 “Una estrategia para la competitividad de la caficultura colombiana – Comisión de Expertos” del 29 de agosto de 2013 y fue financiada con los recursos del Fondo Nacional del Café.

El grupo que la conformó estaba integrado por Oswaldo Acevedo, Juan José Echavarría, Dub Hay, Eduardo Lora, Marco Palacios, Gonzalo Restrepo y Cristian Samper. Además, incluyó a Fernando Castro Polanía, en representación del Comité Directivo de la Federación, y a Teódulo Guzmán, de Dignidad Cafetera (ambos del Huila). La Secretaría Técnica incluyó a Echavarría, Pilar Esguerra, Daniella McAllister y Carlos Felipe Robayo (actual gerente comercial de la Federación).

Con la llegada del nuevo gerente, Roberto Vélez Vallejo, la marea se calmó debido a que desde su postulación y luego de ser ungido como el Zar del Café dijo, palabras más palabras menos, que aceptaba algunas recomendaciones de los expertos, que había un grupo de sugerencias que sería estudiada por la  Federación, pero que algunas más no se podían aplicar porque hacían parte de los inamovibles del gremio.

Algunas de las sugerencias de la Misión del Café están relacionadas con la contribución cafetera, el fortalecimiento de la institucionalidad regional y el servicio de extensión, más investigación aplicada a los departamentos y municipios productores, una modernización de las normas comerciales para exportar grano, la promoción del consumo interno del café, la implementación de modelos similares de los de Conab y Educampo en Brasil, la protección del medio ambiente, algunos cambios en la institucionalidad cafetera y la suspensión de la garantía de compra.

La semana pasada se anunció que el presidente de la República, Juan Manuel Santos Calderón, estaría en Pitalito firmando el nuevo contrato de administración del Fondo Nacional del Café con la Federación Nacional de Cafeteros. Aunque el mandatario no pudo aterrizar en el Valle de Laboyos el lunes anterior, es un hecho que en los próximos días se llevará a cabo el acto protocolario. Debe ser antes del 12 de julio de este año cuando se cumplen los 10 años del documento vigente.

Uno de los propósitos del grupo de expertos que hizo parte de la Misión del Café era que sus sugerencias fueran incluidas en el nuevo contrato que también se extenderá por una década. Sin embargo, Roberto Vélez, en diálogo con DIARIO DEL HUILA, expresó que había gente “que le quiere ‘colgar’ al contrato de administración del Fondo Nacional del Café un montón de cosas, pero no está hecho para eso. El contrato simplemente lo que tiene que decir es que este es un fondo parafiscal y se debe administrar de esta manera de acuerdo con las dos partes, ¡y punto!”.

Sugerencias de la Misión del Café


En el primer capítulo del texto final del grupo de expertos, intitulado “Agricultura y café en Colombia” se expresa que por las características de los mercados mundiales, “y en particular por la importancia que hoy tienen los cafés diferenciados, por las enseñanzas que aporta la experiencia de modelos altamente descentralizados como el de Brasil y por la enorme fortaleza institucional de los Comités Departamentales y Municipales de Cafeteros, resulta claro que la caficultura del futuro en Colombia será cada vez más una caficultura ‘de regiones’”.

La Secretaría Técnica de la Misión propuso “mantener en seis centavos de dólar por libra la contribución cafetera y con ello mantener los recursos globales destinados a la institucionalidad, pero fortaleciendo aún más ‘lo regional’”.

En el documento se sugiere fortalecer aún más esa institucionalidad “regional, re enfocada a la competitividad del café. Una recomendación específica para darle mayor importancia a lo regional (frente a la administración central) sería incrementar su peso en el presupuesto global de la institucionalidad cafetera colombiana y acompañar esto con fórmulas que conduzcan a una mayor autonomía regional. Esta podría lograrse, como algunos comentaristas han sugerido, haciendo que los directores ejecutivos de los departamentos dependan del Comité Departamental y no de la Administración Central”.

Además de esto se aconseja que la investigación recoja las preocupaciones y especificidades de cada región y que el servicio de extensión responda aún más a cada comité departamental.

Efectivamente, como lo afirmó el gerente de Fedecafé a este medio de comunicación, el nuevo contrato no toca para nada el monto de la contribución cafetera, pues esto es una prerrogativa del legislador (Congreso de la República) y no es materia del contrato. “Este contrato es para administrar precisamente los recursos que se recaudan producto de dicha contribución”, añadió.

Es decir que, como sugirió la Misión, la contribución no se aumentó y continuó en seis centavos de dólar por cada libra de café verde exportado. También, en este nuevo documento se da “mayor importancia y autonomía a los comités departamentales para que sean ellos los que ejecuten buena parte de la política de construcción del nuevo tejido cafetero, de posconflicto y en adelante para los próximos 10 años”, dijo Roberto Vélez.

Se mantiene la investigación científica y el desarrollo tecnológico que llevan a cabo instituciones como el Centro Nacional de Investigaciones de Café (Cenicafé) y la asistencia técnica brindada por el Servicio de Extensión (principal vehículo de transmisión de conocimiento, el “ejército” de camisetas amarillas).

Consumo y registro del exportador


En el capítulo “El entorno internacional y el consumo interno del café”, la Misión de expertos sostiene que “las normas que controlan las ventas externas del café colombiano mediante la exigencia de un registro de clientes que se debe reportar a la FNC, representa una barrera al desarrollo de estos cafés [diferenciados o especiales], pues es en este tipo de cafés diferenciados donde la información sobre las características del cliente es más valiosa y debe ser protegida porque de ella depende que se pueda efectuar la venta. En consecuencia, como se menciona en varias partes de este documento, también para dinamizar en el país el desarrollo de los cafés especiales se requiere que se flexibilicen todas las normas que promueven un modelo único de caficultura en Colombia, incluyendo las regulaciones a la calidad del café que se exporta, y que se elimine el registro del exportador”.

La decisión de eliminar el registro del exportador fue una de las primeras que tomó el nuevo gerente de la Federación de Cafeteros. De hecho, en su participación en la asamblea de miembros de la Asociación Nacional de Exportadores de Café de Colombia (Asoexport) a finales de 2015, el dirigente gremial dio la noticia, que fue bien recibida en el sector.

Con relación a la flexibilización de la regulación a la calidad del café que se exporta, el fenómeno de El Niño hizo que el gremio caficultor decidiera vender en el exterior las denominadas “segundas” o pasillas, que antes se quedaban en Colombia.

“Los resultados de las decisiones comerciales han sido buenos porque pudimos darle espacio, en el mercado internacional, a cafés más pequeños que iban a ser el resultante del fenómeno de El Niño, a una mayor cantidad de pasillas y por eso pudimos implementar un esquema para compra de esos cafés, para que al cafetero en el pergamino no se le castigaran esos granos que venían con rendimientos de 110-120 y se pudieran comprar sin un mayor castigo. Esa ha sido plata que le ha quedado al cafetero en el bolsillo”, sostuvo recientemente en el municipio de Rivera el Zar del Café.

Otra sugerencia de la Misión fue la promoción del consumo interno del café que se debe constituir en “una de las más altas prioridades de la política cafetera. Si nuestro país tuviera un consumo per cápita como el de Brasil la demanda anual de café colombiano podría aumentar en no menos de 3 millones de sacos. En lugar de abastecerla con cafés robustas provenientes de países vecinos o con las pasillas y cafés con defectos, subproductos de la escogencia de granos para la exportación, se podría promover un consumo de mejor calidad”.
El pasado lunes, el diario Portafolio reveló que el programa Toma Café, que se implementó hace seis años en el país para promocionar el consumo de la bebida líder en Colombia, llegó a su fin. Su directora, Ana María Sierra, recordó que en 2009 “los grandes actores de la cadena cafetera en Colombia se unieron y crearon Toma Café para reactivar y expandir un mercado que llevaba 20 años de contracción”.

“Hacia adelante serán industria y productores quienes continúen, individualmente, la labor de promoción del consumo”, indicó y añadió que la dinámica positiva promovida por la promoción coordinada del consumo contribuyó a reactivar un mercado que se había contraído por 23 años.

“Cambios estructurales en la caficultura mundial que trajo el fin del pacto de cuotas, unido a otros factores externos, contrajeron el consumo de café en Colombia que pasó de 1,9 millones de sacos de café verde de 60 kilogramos en 1986, a 1,2 millones en 2009. En el 2015 ese indicador quedó en 1,7 millones”. Según Ana María Sierra, Toma Café, con el apoyo de numerosos aliados, contribuyó a reactivar el consumo que creció un 33% entre 2009 y 2015.

Café y medio ambiente


Los expertos de la Misión del Café se basaron en un estudio de Wildlife Conservation Society (2014) para sugerir a la Federación y al Gobierno Nacional la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas en todo el sector.

“Dicho concepto ha sido reconocido internacionalmente por incorporar métodos de producción agrícola que promueven el manejo integrado de plagas y enfermedades. El uso racional de fertilizantes y de prácticas de conservación del suelo y de las coberturas naturales, y el uso racional del recurso hídrico, entre otros, garantiza una oferta de bienes y servicios ambientales, como suelo, agua y biodiversidad, que permite mantener a largo plazo la producción y la rentabilidad, el acceso a mercados y, de paso, generar mayor resistencia del cultivo al cambio climático”, indica el trabajo.

Algunas de las sugerencias de este estudio de Wildlife Conservation Society para los cafeteros están resumidas en: proceso de producción (elección de las variedades de café, manejo del suelo y del agua, uso de fertilizantes y productos fitosanitarios), recolección y manejo de postcosecha (reducir o reciclar los residuos generados para evitar impactos sobre el café, sobre quien lo manipula y contaminación de fuentes hídricas), salud y seguridad laboral (recolección, beneficiado y secado en condiciones óptimas de higiene y salud) y la gestión adecuada de los ecosistemas de la región cafetera (programas de conservación, reforestación, gestión integral del recurso hídrico, de los suelos, uso de energías renovables y control de agroquímicos).

Aunque esta recomendación no es de implementación inmediata por su complejidad. La Gerencia General de la Federación tiene claro que en el futuro cercano toda la caficultura deberá ser ciento por ciento sustentable.

En su primer Congreso Nacional de Cafeteros, Roberto Vélez, presentó las líneas gruesas de una iniciativa denominada “Cien cien” que recoge la voluntad del sector caficultor de que cuando esta institución cumpla 100 años, el 100 por ciento de la caficultura colombiana tenga algún grado de sostenibilidad.

“Eso, que es tan fácil decirlo, es complejo de implementar. Pero, como decimos, el sector cafetero tiene, primero, la voluntad y, segundo, los elementos para hacerlo. Eso requerirá inversiones, la sostenibilidad tiene pilares: el medioambiente, lo social y lo económico”, afirmó el Zar del Café en diciembre del año pasado.

Las instituciones cafeteras


Uno de los capítulos más polémicos de la Misión del Café es el relacionado con las instituciones cafeteras. Allí aseguran que la institucionalidad cafetera fue diseñada para otras épocas y que actualmente está sobre dimensionada, inflexible y poco transparente. “No ofrece un entorno favorable ni permite aprovechar a cabalidad el desarrollo de la iniciativa privada y la innovación, de los cafés diferenciados y del consumo interno, ni responder con diligencia a la dinámica cambiante del mercado internacional. Según se discute a continuación, como resultado de ello las finanzas del FoNC se ven inciertas y su administración costosa”.

Una de las sugerencias de cambio institucional fue inyectar recursos privados a Cenicafé y establecer una junta directiva en la que se vean representados todos los agentes de la cadena productiva que harían evaluaciones periódicas a la entidad.

Otra consiste en dividir la Federación en dos entidades: una empresa comercial de propiedad de los caficultores, separada patrimonial y gerencialmente de la nueva Federación y del gobierno; por otro lado se crearía la nueva FNC como organización gremial, con los mecanismos actuales de representación y sería financiada con la contribución cafetera (sin recursos adicionales del fisco).

Además, la organización interna de la nueva FNC sería decidida en forma autónoma por sus afiliados, representados en los comités municipales y departamentales, en el Congreso Cafetero y en el Comité Directivo. “Sin embargo, como en cualquier otro sector que administra recursos parafiscales, el único representante del gobierno en el Comité Nacional sería el ministro de Agricultura o su delegado”.

La Misión sugirió además que al nuevo contrato de administración del Fondo Nacional del Café, que debe ser firmado antes del 12 de julio próximo, tendría que precederlo un contrato de transición que, entre otras cosas, liquide los activos que no sean indispensables para prestar los servicios de extensión, garantía de compra y certificación de pequeños caficultores.

Evidentemente ese contrato de transición no se dio, lo mismo que la división de la Federación Nacional de Cafeteros y menos la desaparición de la garantía de compra (que se hace efectiva en las cooperativas del sector).

En declaraciones al DIARIO DEL HUILA, Roberto Vélez aseveró que la garantía de compra no se podía transar y tampoco se le podía bajar el perfil al Comité Nacional de Cafeteros. En consecuencia se mantiene la compra de café en las cooperativas y los ministros de Hacienda, Agricultura, Comercio y el director de Planeación Nacional continúan en el Comité Nacional de Cafeteros.

“Se mantiene también la presencia de los ministros de Agricultura y Comercio, además del director del Departamento Nacional de Planeación e invitados, cuando se pueda, la canciller y la ministra de Trabajo”, dijo.

Por último, el dirigente gremial habló del costo de la administración del Fondo Nacional del Café. “El Gobierno autorizó que con recursos del Fondo Nacional del Café, la Federación perciba como contraprestación una suma anual que no exceda el equivalente a 3 centavos de dólar por libra del total de las exportaciones del país. Cabe anotar que se trata de un tope máximo, lo cual no significa que esto sea lo que se cobre”, concluyó.
 
Por: Redactor Web
 
 




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