Café de El Salvador - El suelo de las fincas de café ahora tiene menos nutrientes
18:23:00El suelo de las fincas de café ahora tiene menos nutrientes
Estudio del MAG muestra que hay niveles
inadecuados para que crezcan cafetos sanos.
Lourdes Quintanilla
El café ha perdido la capacidad para
generar decenas de quintales por manzana de tierra, como sucedió
antes de la guerra civil y durante algún tiempo en los años
noventa. Un estudio del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG)
mostró que parte del problema es el suelo donde está sembrado el
café, porque ya no está tan nutrido como antes.
Después de la depresión tropical 12-E (en 2011), el 57 % de los suelos donde hay café quedó con media a baja fertilidad. El anuario de estadísticas indica que ahora el promedio de producción es de 4.6 quintales por manzana.
El estudio incluyó las seis cordilleras que tradicionalmente han estado pobladas con café. “La calidad de los suelos ha tenido deterioro con los años”, dijo Orestes Ortez, titular del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG). Por ese motivo, los investigadores del MAG recomendaron adecuar las prácticas de fertilización.
Otros hallazgos muestran que el 98.2 % de los terrenos evaluados muestra acidez desde moderada hasta extrema. Cuando hay mucha acidez, las plantas no absorben los nutrientes con eficiencia y además los otros seres vivos que dependen de ese pequeño hábitat resultan afectados.
Napoleón Irigoyén, coordinador de región en el CENTA-Café, mostró que hay problemas para tener los niveles adecuados de ingredientes nutritivos en las zonas que formaron parte de la investigación. El 65 % de los suelos tiene deficiencias de fósforo, el 78 % de calcio, el 91 % de magnesio, el 77 % de boro y el 87 % de zinc. “De la deficiencia a la toxicidad hay un paso”, manifestó Irigoyén.
Sigfredo Benítez, presidente de la Mesa del Café, explicó que después de la depresión, todos estos elementos bajaron demasiado como para que las raíces del cafeto pudieran alcanzarlos. Este proceso se conoce como lixiviación, y aunque es natural, en el caso de las lluvias de 2011 hubo un desequilibrio.
Benítez agregó también que la acidez “bloquea” a la planta y le impide alimentarse adecuadamente. “Es una conjugación de factores que afectan la productividad”, subrayó Benítez.
Irigoyén mostró además que el 66 % de los terrenos tenía niveles excesivos de nitrógeno. Este elemento es uno de los más usados en fertilizantes. Para el representante del CENTA-Café, esta situación está relacionada con el uso indiscriminado y poco preciso de fertilizantes químicos. “La planta está en un ambiente que no es el más propicio para su productividad”, resaltó el investigador.
Antes, la Fundación Salvadoreña para Investigaciones de Café (PROCAFE) advirtió en su boletín de mayo-agosto de 2016 sobre la “acidez crónica” en los cafetales. Según PROCAFE, este desbalance “influye negativamente en la pérdida de la efectividad de los fertilizantes aplicados y reduce la capacidad de crecimiento de las raicillas absorbentes. Todo esto reduce la longevidad del cafeto y su potencial de producción”.
Irigoyén y Benítez recomendaron cambiar las costumbres de fertilización y preservar materia orgánica para recuperar las condiciones originales del suelo.
Después de la depresión tropical 12-E (en 2011), el 57 % de los suelos donde hay café quedó con media a baja fertilidad. El anuario de estadísticas indica que ahora el promedio de producción es de 4.6 quintales por manzana.
El estudio incluyó las seis cordilleras que tradicionalmente han estado pobladas con café. “La calidad de los suelos ha tenido deterioro con los años”, dijo Orestes Ortez, titular del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG). Por ese motivo, los investigadores del MAG recomendaron adecuar las prácticas de fertilización.
Otros hallazgos muestran que el 98.2 % de los terrenos evaluados muestra acidez desde moderada hasta extrema. Cuando hay mucha acidez, las plantas no absorben los nutrientes con eficiencia y además los otros seres vivos que dependen de ese pequeño hábitat resultan afectados.
Napoleón Irigoyén, coordinador de región en el CENTA-Café, mostró que hay problemas para tener los niveles adecuados de ingredientes nutritivos en las zonas que formaron parte de la investigación. El 65 % de los suelos tiene deficiencias de fósforo, el 78 % de calcio, el 91 % de magnesio, el 77 % de boro y el 87 % de zinc. “De la deficiencia a la toxicidad hay un paso”, manifestó Irigoyén.
Sigfredo Benítez, presidente de la Mesa del Café, explicó que después de la depresión, todos estos elementos bajaron demasiado como para que las raíces del cafeto pudieran alcanzarlos. Este proceso se conoce como lixiviación, y aunque es natural, en el caso de las lluvias de 2011 hubo un desequilibrio.
Benítez agregó también que la acidez “bloquea” a la planta y le impide alimentarse adecuadamente. “Es una conjugación de factores que afectan la productividad”, subrayó Benítez.
Irigoyén mostró además que el 66 % de los terrenos tenía niveles excesivos de nitrógeno. Este elemento es uno de los más usados en fertilizantes. Para el representante del CENTA-Café, esta situación está relacionada con el uso indiscriminado y poco preciso de fertilizantes químicos. “La planta está en un ambiente que no es el más propicio para su productividad”, resaltó el investigador.
Antes, la Fundación Salvadoreña para Investigaciones de Café (PROCAFE) advirtió en su boletín de mayo-agosto de 2016 sobre la “acidez crónica” en los cafetales. Según PROCAFE, este desbalance “influye negativamente en la pérdida de la efectividad de los fertilizantes aplicados y reduce la capacidad de crecimiento de las raicillas absorbentes. Todo esto reduce la longevidad del cafeto y su potencial de producción”.
Irigoyén y Benítez recomendaron cambiar las costumbres de fertilización y preservar materia orgánica para recuperar las condiciones originales del suelo.
79.9 %
de las fincas está a un máximo de 1,200 metros, es decir, entre bajío y media altura.
37.1 %
de las fincas de café tiene una extensión inferior a las 5 manzanas, se trata de pequeños productores.
200,000
manzanas de café sembradas en el país, de acuerdo con el anuario oficial de estadísticas, hasta la cosecha correspondiente a 2014/2015.
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79.9
% de las fincas está a un máximo de 1,200 metros, es decir, entre
bajío y media altura.
37.1
% de las fincas de café tiene una extensión inferior a las 5
manzanas, se trata de pequeños productores.
200,000
manzanas de café sembradas en el país, de acuerdo con el anuario
oficial de estadísticas, hasta la cosecha correspondiente a
2014/2015.
Otros
problemas en la caficultura
Plagas
El ataque de la roya en las cosechas 2012/2011 y 2012/2013 provocó una pérdida considerable de cafetos y de producción. El país no ha logrado recuperarse a los niveles anteriores a esa crisis.
Financiamiento
En 2001 hubo una caída en los precios de las exportaciones del café y los productos salvadoreños adquirieron deudas millonarias para recuperarse. Como la producción no fue la esperada, siguen con la misma deuda pero sin poder pagarla.
Cambio
climático
Los cambios drásticos en la temperatura y el nivel de humedad afectan el ciclo productivo del cafeto. Por ejemplo, si no hay lluvia entre mayo y junio, los frutos se caen y la planta no crece. Pero si llegan excesivas lluvias en la época de cosecha, los frutos también se caen.
Longevidad
Los productores, por diferentes motivos, no han podido renovar sus cafetales y trabajar con variedades más resistentes. El costo es muy alto y no hay garantías de que el material esté certificado.
El
café ha perdido la capacidad para generar decenas de quintales por
manzana de tierra, como sucedió antes de la guerra civil y durante algún
tiempo en los años noventa. Un estudio del Ministerio de Agricultura y
Ganadería (MAG) mostró que parte del problema es el suelo donde está
sembrado el café, porque ya no está tan nutrido como antes.
Después de la depresión tropical 12-E (en 2011), el 57 % de los suelos donde hay café quedó con media a baja fertilidad. El anuario de estadísticas indica que ahora el promedio de producción es de 4.6 quintales por manzana.
El estudio incluyó las seis cordilleras que tradicionalmente han estado pobladas con café. “La calidad de los suelos ha tenido deterioro con los años”, dijo Orestes Ortez, titular del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG). Por ese motivo, los investigadores del MAG recomendaron adecuar las prácticas de fertilización.
Otros hallazgos muestran que el 98.2 % de los terrenos evaluados muestra acidez desde moderada hasta extrema. Cuando hay mucha acidez, las plantas no absorben los nutrientes con eficiencia y además los otros seres vivos que dependen de ese pequeño hábitat resultan afectados.
Napoleón Irigoyén, coordinador de región en el CENTA-Café, mostró que hay problemas para tener los niveles adecuados de ingredientes nutritivos en las zonas que formaron parte de la investigación. El 65 % de los suelos tiene deficiencias de fósforo, el 78 % de calcio, el 91 % de magnesio, el 77 % de boro y el 87 % de zinc. “De la deficiencia a la toxicidad hay un paso”, manifestó Irigoyén.
Sigfredo Benítez, presidente de la Mesa del Café, explicó que después de la depresión, todos estos elementos bajaron demasiado como para que las raíces del cafeto pudieran alcanzarlos. Este proceso se conoce como lixiviación, y aunque es natural, en el caso de las lluvias de 2011 hubo un desequilibrio.
Benítez agregó también que la acidez “bloquea” a la planta y le impide alimentarse adecuadamente. “Es una conjugación de factores que afectan la productividad”, subrayó Benítez.
Irigoyén mostró además que el 66 % de los terrenos tenía niveles excesivos de nitrógeno. Este elemento es uno de los más usados en fertilizantes. Para el representante del CENTA-Café, esta situación está relacionada con el uso indiscriminado y poco preciso de fertilizantes químicos. “La planta está en un ambiente que no es el más propicio para su productividad”, resaltó el investigador.
Antes, la Fundación Salvadoreña para Investigaciones de Café (PROCAFE) advirtió en su boletín de mayo-agosto de 2016 sobre la “acidez crónica” en los cafetales. Según PROCAFE, este desbalance “influye negativamente en la pérdida de la efectividad de los fertilizantes aplicados y reduce la capacidad de crecimiento de las raicillas absorbentes. Todo esto reduce la longevidad del cafeto y su potencial de producción”.
Irigoyén y Benítez recomendaron cambiar las costumbres de fertilización y preservar materia orgánica para recuperar las condiciones originales del suelo.
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Después de la depresión tropical 12-E (en 2011), el 57 % de los suelos donde hay café quedó con media a baja fertilidad. El anuario de estadísticas indica que ahora el promedio de producción es de 4.6 quintales por manzana.
El estudio incluyó las seis cordilleras que tradicionalmente han estado pobladas con café. “La calidad de los suelos ha tenido deterioro con los años”, dijo Orestes Ortez, titular del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG). Por ese motivo, los investigadores del MAG recomendaron adecuar las prácticas de fertilización.
Otros hallazgos muestran que el 98.2 % de los terrenos evaluados muestra acidez desde moderada hasta extrema. Cuando hay mucha acidez, las plantas no absorben los nutrientes con eficiencia y además los otros seres vivos que dependen de ese pequeño hábitat resultan afectados.
Napoleón Irigoyén, coordinador de región en el CENTA-Café, mostró que hay problemas para tener los niveles adecuados de ingredientes nutritivos en las zonas que formaron parte de la investigación. El 65 % de los suelos tiene deficiencias de fósforo, el 78 % de calcio, el 91 % de magnesio, el 77 % de boro y el 87 % de zinc. “De la deficiencia a la toxicidad hay un paso”, manifestó Irigoyén.
Sigfredo Benítez, presidente de la Mesa del Café, explicó que después de la depresión, todos estos elementos bajaron demasiado como para que las raíces del cafeto pudieran alcanzarlos. Este proceso se conoce como lixiviación, y aunque es natural, en el caso de las lluvias de 2011 hubo un desequilibrio.
Benítez agregó también que la acidez “bloquea” a la planta y le impide alimentarse adecuadamente. “Es una conjugación de factores que afectan la productividad”, subrayó Benítez.
Irigoyén mostró además que el 66 % de los terrenos tenía niveles excesivos de nitrógeno. Este elemento es uno de los más usados en fertilizantes. Para el representante del CENTA-Café, esta situación está relacionada con el uso indiscriminado y poco preciso de fertilizantes químicos. “La planta está en un ambiente que no es el más propicio para su productividad”, resaltó el investigador.
Antes, la Fundación Salvadoreña para Investigaciones de Café (PROCAFE) advirtió en su boletín de mayo-agosto de 2016 sobre la “acidez crónica” en los cafetales. Según PROCAFE, este desbalance “influye negativamente en la pérdida de la efectividad de los fertilizantes aplicados y reduce la capacidad de crecimiento de las raicillas absorbentes. Todo esto reduce la longevidad del cafeto y su potencial de producción”.
Irigoyén y Benítez recomendaron cambiar las costumbres de fertilización y preservar materia orgánica para recuperar las condiciones originales del suelo.
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