Café de Colombia - ¿Qué café se toma en Colombia?
18:37:00
¿Qué café se toma en Colombia?
Aunque usted no lo crea, hasta ahora empezamos a tomar café de calidad... y poquito.
Por:
RONNY SUÁREZ |
El consumo de café per capitá en Colombia es de dos kilos al año. Foto: REUTERS
Colombia es el primer productor de café suave del mundo y es dueño de
la mayor tradición cafetera de la región. Juan Váldez es un ícono
nacional, hasta el punto de que los colombianos somos conocidos en el
exterior como ‘los cafeteros’. Pero solo hasta hace poco los
mejores granos que producimos, los mismos que nos dan fama
internacional, comenzaron a ganar terreno en el mercado interno.
Nos habíamos acostumbrado a que casi la totalidad del fruto de alta
calidad que sale de nuestras montañas colombianas fuera exportado y
consumido en Norteamérica y Europa, mientras en nuestros mercados
circula la pasilla (el grano seco que no alcanza el nivel para ser
exportado) y en nuestras cocinas se sigue preparando de manera
rudimentaria. En otras palabras, nos acostumbramos a pagar barato por nuestro producto insignia.
Sin embargo, Roberto Vélez, presidente de la Federación Colombiana de Cafeteros, dice hoy con satisfacción que el café gourmet pasó a representar del dos al cinco por ciento del consumo interno
y tanto en las grandes superficies como en los propios pueblos
cultivadores se respira una cultura distinta, con un aroma más fino.
En el 2015, el país produjo 14, 2 millones de sacos de 60 kilos, la
cifra más alta de los últimos 23 años. De ese total, 12,7 millones
fueron para exportación y el resto para consumo interno. Además, este
año, las importaciones se han reducido sustancialmente porque la
producción nacional está abasteciendo casi que en su totalidad la
demanda.
Según Vélez, esas cifras sirven para revertir el mito según
el cual a los colombianos nos tocaba tomar lo que sobraba de todo ese
proceso de producción tipo exportación. “La historia del
consumo nacional tuvo un giro en 1989. Hasta ese año la ley condicionaba
a la industria nacional a abastecer el mercado interno a toda costa. El
paladar se acostumbró en esa época a granos mezclados que no eran de la
mayor calidad”, afirmó el directivo, quien además indicó: “Los gustos
se han ido educando y vamos en un proceso de transición hacia un nuevo
consumidor que empieza a preferir los cafés 'premium' ”.
Miguel Moreno Múnera, presidente de Colcafé, señala: “El mundo del café es como el de los vinos, donde hay diferentes calidades para cada presupuesto.
Gran parte de las marcas colombianas masivas usa calidades de café que
son un poco inferiores a las que se exportan y permiten ofrecer un
producto masivo a menor costo, pero eso no quiere decir que sea malo, ni
en lo más mínimo”, concluye.
Pero si Colombia lleva dos décadas y media con una nueva dinámica de mercado, ¿por qué el café de alta calidad no se estaba comercializando en el país? ¿Acaso no les interesaba a los colombianos consumirlo?
Vélez explica que todo está condicionado a las propias variables de
oferta y demanda. Por el lado de los productores, como ocurre con otros
productos agrícolas colombianos como el banano, guardan sus cosechas de
mejor calidad para exportarlas, con la expectativa, por supuesto, de que
obtendrán mayores ingresos. Este jueves, por ejemplo, la libra de café
'premium' se vendió en el exterior a 1,55 centavos de dólar.
Por el lado de los consumidores, Mauricio León, instructor del
Laboratorio de Catación de Café del Sena, ubicado en La Salada (Caldas,
Antioquia), indica que ni están acostumbrados a pagar café caro ni a tomarlo en grandes cantidades.
El dato oficial indica que el consumo per cápita al año de un
colombiano está cerca de los 2 kilos, mientras que en Finlandia, una
nación de apenas 5,5 millones de personas, asciende a 14,5 kilos. Es
decir que frente a los escandinavos, los mayores consumidores del mundo,
y otros productores de café, los colombianos tomamos poco… realmente
muy poquito.
León señala dos razones más para que el fruto de alta calidad
no se haya expandido antes en los hogares nacionales: el precio y el
desconocimiento; y pone el ejemplo de Medellín, una ciudad que,
en teoría tiene una elevada cultura cafetera y donde el café
instantáneo, que no tiene todas las cualidades del grano sin procesar,
es consumido masivamente.
“No toda la gente está dispuesta a dejar de tomar el tinto de termo
que le vende el señor de la esquina a $ 500 por un café especial mucho
más caro”, dice.
Y hay cierta lógica en esa afirmación. En un supermercado de cadena,
la libra de café denominado como tradicional puede costar unos $ 5.000,
mientras la misma cantidad de café, pero de calidad 'premium' llega
hasta los $ 20.000.
Frente a estas condiciones, el presidente de Fedecafé plantea dos
caminos. Primero, jugar con el tema aspiracional para que los estratos
bajos se animen a disfrutar de verdad uno de los mejores cafés del
mundo. Eso en colaboración de programas como ‘Toma café’, que en asocio
con industriales y caficultores ha dado a conocer los beneficios de
nuestro grano.
Pero también debe apostarse a aumentar el consumo interno del
producto. “Nunca hemos sido grandes tomadores de café. En la zona
cafetera, por ejemplo, se sigue desayunando principalmente con chocolate
y agua de panela. Al fin y al cabo, uno compite es por un espacio en el estómago de nuestros clientes”, manifiesta.
RONNY SUÁREZ
Subeditor ELTIEMPO.COM
Subeditor ELTIEMPO.COM
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