Información- Un café para el desarrollo
18:59:00Un café para el desarrollo
Mientras caficultores se ahogan por
bajos precios y el cambio climático, el consumo va en aumento. DW
escuchó en Bruselas de iniciativas para sortear la crisis, por
ejemplo, haciendo del café un producto “sostenible”.
La crisis del café –con su compleja relación entre agricultores,
desarrollo sostenible, cambio climático y consumo - llegó esta semana a
las Jornadas de Desarrollo en Bruselas. No faltan ideas e iniciativas
para cambiar la situación y, también, convertir en sustentable la
producción del “oro verde”.
La crisis
En México, productor de café por excelencia, la importación de sacos de
café superará por primera vez en 2016 a la cantidad producida en el
país. En Guatemala la roya y la sequía han acabado con plantaciones,
obligando a muchos a dejar sus cultivos y a emigrar. En toda la región,
más de un millón de hectáreas de bosques han sido taladas para grandes
plantaciones de un café -que producido sin el equilibrio natural entre
alturas de suelos y sombras- causa pobreza en los suelos. En general, ha
mermado la productividad.
“En Perú, el aumento de las temperaturas ha hecho aparecer pestes en
zonas donde antes no existían. Necesitamos generar variedades más
resistentes”, explica a DW Jan Karremanns, director técnico de
Euroclima, el programa de la UE para el cambio climático en América
Latina.
Además los bajos precios del mercado mundial –debido a mayor producción
en Asia y África- acaban de poner la soga al cuello de regiones enteras
tradicionalmente caficultoras.
Menos productores, mayor consumo
“A nivel mundial estamos hablando de unos 25 millones de personas
afectadas, sólo en América Latina son unos diez millones. Son pequeños
productores, la mayoría ronda el límite de la pobreza”, dice a DW Joel
Brounen, director del programa global para el café de Solidaridad
Network. Desde hace 20 años, Solidaridad trabaja por un incremento de la
producción sustentable para el productor y para la naturaleza.
“En este momento, solo en el sur de México, esta situación ha acabado
con un 25% del volumen de lo que producían hace 3 o 4 años”, agrega. Por
otro lado, no sólo en Estados Unidos y en Europa, el consumo aumenta.
Pero sólo el 20% del café consumido podría llevar, en este momento, el
sello "sostenible".
La zona del sur de México, especialmente afectada
“El crecimiento de producción no va a ser suficiente para lo
que es el consumo. El precio que vemos hoy no refleja lo que sucederá en
los próximos años. El mercado tendrá un déficit”, agrega. En su
opinión, Europa y Estados Unidos -principales consumidores- podrían
liderar la protección de los pequeños productores "que son a la vez
cuidadores de los bosques".
Ideas para cambiar
Por otra parte, con el objetivo de convertir al café en el primer
producto que aporte a cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible
de Naciones Unidas para el 2030, se ha lanzado una coalición
internacional. En ella se encuentran empresas como Starbucks,
organizaciones de productores, la Universidad de Arizona, el movimiento
Fair Trade y varias agencias de desarrollo.
“Se trata de abordar el desafío del café desde varios ángulos: apoyar a
los productores, fortalecer la demanda, evitar la polución del agua”,
explica Bambi Semroc, de Conservation International.
Por su parte, Kelly Goodejohn -de Starbucks, que tiene toda una línea de
cafés certificadamente sostenibles- expone el trabajo de los “farmer
support centers”, que –desde Costa Rica y Colombia- apoyan a los
productores con insumos y asistencia técnica para reducir costos, evitar
pestes y mejorar la calidad del producto. Y, para que aquellos que han
perdido sus cosechas no tengan que esperar tres años a que un nuevo
árbol produzca, Starbucks los provee con árboles listos para producir.
“Pero los árboles de café no se comen. Lo que necesitarían los
productores sería un seguro previo contra catástrofes”, comenta a DW
Fernando Morales De la Cruz. Al frente de la startup “Café for Change”,
el pequeño empresario guatemalteco ha creado unas cápsulas
(biodegradables) para ser utilizadas en las máquinas de espreso.
“De cada una de ellas, 10 céntimos están destinadas directamente al
productor”, asegura. Según sus cálculos, apenas a partir de ese monto –9
céntimos más de lo que gana un productor con el sistema Fair Trade- un
productor en Guatemala o México puede vivir dignamente.
“No puede llamarse ético, ni justo ni sostenible un café producido por
gente que gana 1 dólar al día", concluye Morales De La Cruz, para quien
toda iniciativa debería empezar por que, por ejemplo, a nivel de las
instituciones europeas, “se destinara 10 céntimos de cada taza para el
desarrollo de los productores de café".
http://www.dw.com/es/un-caf%C3%A9-para-el-desarrollo/a-19339359
0 comentarios